miércoles, 12 de febrero de 2014

Homenaje a Leonardo Rendón

Carta a un recuerdo: Leonardo Rendón.

Por
Leandro Múnera

Muchas veces cometemos errores que, sin darnos cuenta, nos ayudan a recordar que estamos vivos por alguna razón, porque somos capaces incluso de apretar tan fuerte las nubes hasta escurrirlas por completo para que nadie que nos importa, o casi del que sabe de nosotros, llegue a enterarse que cometimos un error. En ocasiones, algunos de esos errores que cometemos se olvidan rápidamente, porque no hay quien los recuerde; pero no hay error más grande que olvidar el hecho de que cometimos un error, el de olvidarte, amigo Leonardo. Pero no te hemos olvidado.

La memoria no nace, ni siquiera desde el vientre de la flor, se hace cuando conoces tus propias alcantarillas, la del cuerpo, la mente, o las palabras que drenan cada indignación, cada cólera, cada frustración por los líderes de hoy, o las vertientes de la felicidad cuando sientes o crees que eres por tan solo un momento libre, diciéndolo así, que ninguna frontera existe, que hay puentes para que nos comuniquemos antes de que el presidente dé la orden de ejecutarnos por tener como arma este lápiz con el que escribo. Hay muchos idiotas en el  poder. ¿Qué tal allá donde estás?


Al igual que lo hago conmigo, hoy tuve este momento para recordar que no fuiste capaz de apretar, ni por un segundo, la rosa que cayó una vez en tus manos (no sé cuántas colocarían en tu tumba porque no volví a saber de vos). Por aquí llueve tanto que no sé qué es lo que está cayendo últimamente. Que caiga entonces lo que ha de caer, “lo que no simplemente es que no me ha sido dado”.